6. Las comunidades virtuales

6.2. Origen de las comunidades virtuales

La comunidad en sentido amplio es un conjunto de personas que viven unidas por ciertas reglas y se definen por el hecho de compartir una serie de elementos comunes (cosmovisión, valores, lengua, etc.) que les otorga una identidad definida.

Howard Rheingold introduce el concepto de comunidad virtual, que pone énfasis en la discusión pública por parte de un grupo de personas en el espacio cibernético. Las formas de relación en este tipo de comunidades privilegian el compromiso mutuo y el sentimiento de pertenencia. Rheingold menciona como tecnologías Usenet, MUD, MOO, Internet Relay Chat, salas de chat y listas de correo electrónico. La obra La comunidad virtual es de 1993, momento en que mucha gente todavía no utilizaba Internet.

Como los espacios públicos informales han ido desapareciendo de nuestra vida, la gente tiene necesidad de este tipo de comunidades que aparecen en el ciberespacio, a través de conexiones telemáticas.

Aunque en algunos entornos se pueden identificar las comunidades virtuales con las redes sociales, presentan diferencias. Como destaca Sandra Sanz:

«Las comunidades virtuales son grupos reducidos que comparten intereses comunes y que tienen un elevado factor de cohesión y un fuerte compromiso mutuo. Las redes sociales virtuales son mucho más numerosas, con intereses más amplios y variados. Dentro de una red social puede haber varias comunidades».

(Sanz, 2013)

Además, en las redes sociales a menudo se encuentran muchas personas conectadas pero sin esta cohesión ni con objetivos comunes claros. Si los miembros de una red social experimentan un factor de cohesión superior, entonces nos encontraremos ante una comunidad (Miralbell y Sanz, 2011, módulo 2, pág. 9).

Entre las diferentes comunidades virtuales podemos destacar las comunidades de interés (con un tema concreto que siguen), de aprendizaje (construcción colaborativa del conocimiento) y de práctica (comparten la experiencia profesional). En las comunidades virtuales es importante la figura del moderador.

Las comunidades virtuales favorecen la interacción, centrada con frecuencia en un interés o foco concreto. También están orientadas para que la gente comparta el conocimiento, con temas específicos (científico-técnicos, artísticos, de ocio, etc.) o bien se pueden centrar en la búsqueda de un beneficio. Como se trata de comunidades abiertas, con lazos débiles entre sus integrantes, la gente tiene que poder percibir en su pertenencia una utilidad, un valor que tiene que ir unido a la construcción del conocimiento en vista a un objetivo. En el caso de una comunidad de práctica (orientada a los trabajadores), el intercambio de conocimiento tendría que llevar a una mejora profesional, como consecuencia del trabajo colaborativo.

Portada de La comunidad virtual, de Howard Rheingold