5.4. Entornos colaborativos: crowdsourcing y crowdfunding
En la Red han aparecido nuevas formas de aprovechar el trabajo colaborativo para conseguir la participación de la comunidad de usuarios en un negocio, producto o servicio o en su financiación. La primera de ellas es el crowdsourcing, que se basa en el talento de la colectividad por encima de cada uno de los individuos, ya que es más creativo lo que hacen muchos que el poder de unos pocos. En 2006 Jeff Howe acuñó este término, que significa literalmente «externalización (outsourcing) abierta a la multitud (crowd)» y que es una colaboración abierta distribuida. No se pueden criticar las aportaciones que hacen los usuarios, sino que hay que «capitalizarlo para convertirlo en un beneficio rentable» (Escalona, 2014, pág. 100). El mismo Howe define la colaboración abierta distribuida de la siguiente manera:
«El acto de una compañía o institución que toma una función que antes llevaban a cabo los empleados y externalizarla hacia un número de personas indefinido (y generalmente grande) en la forma de una convocatoria abierta. Puede tomar la forma de una producción entre iguales (con un trabajo realizado colaborativamente), pero a menudo puede tratarse de un trabajo individual. El requisito básico es el uso de la convocatoria abierta y una red grande de trabajadores potenciales».
Se trata de una forma muy válida de implicar a los usuarios y hacerles partícipes de la organización, que sean conscientes de que ellos también ofrecen aportaciones relevantes. Howe señala que lo importante es que sea una convocatoria abierta, para poder reunir aquellos usuarios que sean más aptos (y estén más motivados) para realizar las tareas o responder ante los problemas planteados. El crowdsourcing se ha hecho posible gracias a una reavivación de lo amateur, a la aparición del movimiento open source, a la democratización de la tecnología y a la aparición de las comunidades en línea (Escalona, 2014, pág.100).
Las tareas que se demandan son de una complejidad variable y los usuarios tienen que aportar su conocimiento, experiencia, trabajo o incluso dinero. La idea es que esta interacción genere un beneficio recíproco, ya que el usuario tiene que recibir un reconocimiento social, una compensación económica o simplemente prestigio de la comunidad, mientras que el crowdsourcer utiliza la aportación del usuario en su propio beneficio, vehiculándola a la tarea o estrategia que haga falta (Estellés-Arolas y González-Ladrón-de-Guevara, 2012).
Como ejemplos concretos de este tipo de prácticas tenemos aquí una muestra:
- El uso de marcadores sociales (etiquetado social), en los cuales los usuarios asignan etiquetas (tags) a recursos de la Red que comparten con otros usuarios, con una organización de la información que ya no es taxonómica sino que nos lleva a la folcsonomía. Delicious o Diigo en serien bons exemples. Delicious o Diigo serían buenos ejemplos de ello.
- La promoción de productos a través de la participación de los usuarios en los medios de comunicación social (la marca Doritos en la Super Bowl recibía vídeos de los usuarios que eran sometidos a votación y el ganador se daba a conocer el día de la final).
- El apoyo, por parte de los usuarios, a peticiones acerca de causas que pueden contribuir a mejorar situaciones socioeconómicas y políticas y que mayoritariamente son de carácter cívico. Un ejemplo es la plataforma Change.org, desde la cual se vehiculan las propuestas ciudadanas mediante la participación de los usuarios con su cuenta.
- La plataforma My Starbucks Idea (citada por Escalona, 2014, pág. 99), impulsada por el grupo de cafeterías para que los clientes aporten ideas para mejorar la empresa. Se pueden consultar las aportaciones y votar las mejores ideas.
My Starbucks Idea
Existen diferentes modalidades relacionadas con la práctica del crowdsourcing, estrategias mencionadas por Jeff Howe: la creación colectiva o crowdcreation, la votación colectiva o crowdvoting y la sabiduría colectiva o crowd wisdom, pero la más conocida es el crowdfunding o micromecenazgo. Es la financiación de un proyecto a partir de las aportaciones de los usuarios, que colaboran económicamente para que este pueda ser llevado a cabo. Se denomina también financiación masiva y puede servir para diferentes cometidos, como pueden ser pequeños negocios, financiación de deudas, apoyo para artistas, campañas políticas, etc. El precedente del micromecenazgo son las donaciones y ha conseguido una gran difusión gracias a las redes sociales y las comunidades en línea. El autor del proyecto puede ofrecer recompensas a las personas que realizan las donaciones o algún otro tipo de reconocimiento.
Página de inicio de Verkami, principal plataforma de micromecenazgo
Un ejemplo del éxito de estas iniciativas es la financiación de la película L’endemà, que trata la independencia de Catalunya, a través de la plataforma Verkami. Se consiguieron casi 35.000 euros con la participación de más de 8.000 micromecenas.
Otras plataformas de crowdfunding, además de Verkami, son Goteo, Lánzanos y Kifund.
Enlace recomendado
«7 plataformas de crowdfunding para financiar proyectos solidarios». Ecrowd.
<https://www.ecrowdinvest.com/blog/crowdfunding-social-7-plataformas-de-crowdfunding-para-financiar-proyectos-solidarios/>.