6. Las comunidades virtuales

6.4. Las comunidades virtuales de aprendizaje

Junto con las comunidades de interés, centradas en un tema concreto, y las de práctica, focalizadas en la actividad profesional, hay un tercer grupo, las comunidades de aprendizaje, que son definidas por Javier Onrubia de la siguiente manera:

«Son contextos en los que los alumnos aprenden gracias a su participación e implicación, en colaboración con otros alumnos, con el profesor y con otros adultos, en procesos genuinos de investigación y construcción colectiva de conocimiento sobre cuestiones personal y socialmente relevantes».

(Onrubia, 2004)

Responden a una visión de la educación que no se restringe a las estructuras de la educación formal, sino que tienen como objetivo transformar las prácticas que se producen en el ámbito pedagógico, incluyendo incluso aquellos sectores que han sido excluidos en la práctica tradicional. El modelo de formación es aquí más abierto, participativo y flexible (Gairín, 2006, pág. 44).

En un entorno en el cual ha predominado el aprendizaje individual, es necesario adquirir conciencia de que este no se puede separar de la construcción colectiva del conocimiento, por lo cual, si un aula quiere convertirse en una comunidad de aprendizaje, no tiene que seguir el modelo de un docente que sea simplemente transmisor, sino que ha de basarse en acuerdos entre docente y estudiantes. Es por eso que estos últimos definitivamente tendrán que adoptar un rol activo y que la educación se tendrá que centrar en sus actividades. El trabajo por proyectos implementado por la UOC es un buen ejemplo de ello: a partir de un foco temático consensuado por los estudiantes, estos tendrán que desarrollar las diferentes fases del proyecto, orientados por el profesor colaborador, guía del aprendizaje. Este proyecto se enfocará con objetivos muy claros y con la tecnología como mediadora. Es este el momento en que una comunidad de aprendizaje se convierte en una comunidad virtual de aprendizaje, cuando las TIC actúan como facilitadores del encuentro entre profesor y estudiantes y entre los propios estudiantes.

Sanz (2012) insiste en el conjunto de elementos que intervienen en una comunidad de aprendizaje:

«En un aula organizada como una comunidad de aprendizaje, profesor y alumnos abordan habitualmente tareas globales y complejas, cuya resolución exige utilizar de manera combinada conocimientos y habilidades de diversa índole. Considerando en este marco la diversidad de los alumnos como un recurso esencial para favorecer el aprendizaje y sacando algún beneficio la enseñanza tradicional nunca pudo lograr que los alumnos aprendieran el mismo conocimiento de la misma manera y al mismo tiempo».

(Sanz, 2012, pág. 84)

Estas comunidades se han enriquecido lógicamente con el e-learning, que ha permitido que la interacción se produzca en la Red, superando las limitaciones en el espacio y el tiempo. ¿Cuáles son las características de este tipo de comunidades? Sinteticemos la enumeración realizada por Cabero y Llorente (2010, pág. 3 y 4):

  1. La interacción se produce entre máquinas, sean dispositivos fijos o móviles.
  2. Son flexibles en el tiempo.
  3. Se intercambia la información y, así, se contribuye a la generación de conocimiento nuevo.
  4. Sus participantes comparten un lenguaje, pero no necesariamente unas creencias y valores.
  5. Emplean una gran variedad de herramientas (chats, blogs, wikis, videoconferencia, etc.).
  6. La comunicación es multidireccional.

Este conocimiento nuevo será posible si se trabaja en equipo, de forma colaborativa y rehuyendo la competición, donde cada cual aporta su visión de los problemas, orientados con unas metas claras y con la ayuda de los demás, que actúan simultáneamente como receptores y emisores del aprendizaje. Los procesos de comunicación se sitúan en el centro y contribuyen a aumentar la motivación de los estudiantes. Así, las plataformas donde se sitúan estas comunidades de aprendizaje no son simples repositorios de documentos sino escenarios que favorecen el intercambio y la compartición, de acuerdo con los principios del sharismo. El docente se encargará no tan solo de distribuir contenido, sino sobre todo de resaltar determinados temas, construir sentido, filtrar y ayudar a los estudiantes a encontrar un orden en la ingente cantidad de información, moderar las conversaciones y mantener su presencia para que los estudiantes no se sientan solos (Cabero y Llorente, 2010, pág. 7).

 

Por último, cabe remarcar que las comunidades de aprendizaje no se reducen a las aulas tradicionales (o, en el marco de la Red, a la educación reglada a distancia), sino que se pueden incorporar a las organizaciones, con la realización de cursos sobre contenidos específicos o, en el marco de Internet, sobre el uso de una herramienta concreta. La diferencia con las comunidades de práctica estudiadas en el punto anterior es, como afirma Sandra Sanz:

«Que los miembros de las CdA comparten el aprendizaje sobre una materia o concepto concreto, mientras que las CdP comparten el aprendizaje y la experiencia profesional».

(Sanz, 2012, pág. 85)

En los planes de formación de muchas empresas aparecen cada vez más acciones centradas en cursos que precisan de comunidades virtuales de aprendizaje para que estos procesos sean socialmente enriquecedores y no estén centrados en la soledad del aprendiz. La mediación de las TIC es un factor fundamental para que sean exitosos.

A modo de conclusión, con toda esta información esperamos que estéis preparados, como señalábamos al inicio del material, para hacer frente a las diferentes situaciones comunicativas (y de colaboración) que se encuentran mediatizadas por las herramientas.